viernes, 28 de mayo de 2010

MUJER

Eres esa fruta tan pero tan exquisita que cuando no estás, mi alma llora al saber que la nostalgia invade esos terrenos donde antes solo te divisaban.

Rosas de amor hechas con esa ilusión de sólo mirar tu rostro tan bello y decirte al oído esa falta que me haces.

Si te veo, el mundo adquiere dimensiones esplendorosas, veo esa carroza y en ella vas viajando tú con esa pasión que te caracteriza, llevando en tus labios esa eterna sonrisa que haces que hasta los pajarillos te rindan tributo.
Mi amor… eres en mi vida, eres quien se apodera de mi voluntad y sin tí,
¿para qué quiero la vida si tú te me vas?
Por eso añoro hasta el aire que respiras sabiendo que tú, sólo eres la dueña de estos sentimientos que te extrañan en todo momento.

¡Gracias, Mujer, por ser esa joya divina!

Autor: Eduardo Peñaranda

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